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La batalla espiritual de todo cristiano 

 

Efesios 6: 10-18

 

La batalla de todo ser humano se genera en la mente, en los pensamientos, y en las emociones, para luego pasar a la voluntad. El cristiano a diferencia de los demàs, entiende que la batalla es liberada y gestada por uno mìsmo, pero fundamentalmente por los enemigos del alma humana. La batalla del enemigo en contra de un cristiano, es muy diferente a la batalla de las personas no cristianas. Una, es la estrategia de los enemigos en contra del cristiano, y otra la estrategia de los enemigos en contra de los no cristianos. El creyente es llamado a pelear la "buena" batalla de la fe. Todas las batallas son malas, menos la batalla de la fe. El cristiano defiende su fe, para que no le sea quitada, y caiga en el engaño. El no cristiano lucha contra algo que no sabe que existe, y es engañado. A continuaciòn vamos a examinar a la luz de la Bìblia, la palabra de Dios, en medio de què batalla nos encontramos los cristianos.

PARTICIPANDO DE LA BATALLA.

 

La guerra espiritual siempre existiò, en nuestro espacio-tiempo, pero en verdad no sabìamos contra quièn nos estabamos enfrentando.

Cuando Jesucristo entra a nuestra vida, nos abre la cortina para que sepamos quienes son los enemigos, como actùan, y cuàles sus propòsitos hacia nosotros. Esta es la guerra espiritual, que toma instrumentos terrenales tambien, como seres humanos. Son varios los enemigos del cristiano, muchos màs enemigos tiene un cristiano, que un no cristiano. Porque el cristiano tiene un tesoro dentro suyo, el cual odian los enemigos. El Espìritu Santo. La guerra a la que nos enfrentamos, fuè antes entre los poderes del cielo, entre Dios y Satanàs. Pero sabiendo que es imposible vencer a Dios, Satanas se viene contra nosotros, sus hijos.

 

Esto verdaderamente lo estoy resumiendo, para poder llegar hasta nosotros, en la vida diaria. Convertirse en cristiano, es automaticamente ver la batalla, pero ahora desde otra participaciòn. Una persona cuando pasa por la fe, de ser natural a hijo-hija de Dios, està en la batalla espiritual, quiera o no quiera. Lo acepte o no lo acepte. Se compara con una guerra militar en la cual los enemigos luchan contra los soldados. Si un soldado le dice a su oponente: "No me molestes, yo no me meto contigo" entonces el enemigo con una risa malvada, lo mata mas facilmente. Si nosotros los cristianos, no tomamos las armas, que no son carnales, como rifles, granadas, bombas, etc, quedamos expuestos al engaño. La palabra de Dios, aplicada en nosotros, es lo mas doloroso para un enemigo espiritual. Por esto Dios no nos manda a enfrentar, sino a someternos a la palabra. Esta es la manera digo, de enfrentar la batalla: "sometièndose a Dios por medio de su palabra". Es la unica forma de pelear la buena batalla de la fe.

 

Estamos acostumbrados a ver y pensar en que una batalla, es cuando dos o mas personas pelean entre sì, con furia y con golpes mortales, o gladiadores con armaduras y grandes espadas. Pero la batalla espiritual, no tiene nada que ver con esto, es totalmente diferente. Para saber como es la batalla, debemos saber que puntos interesan al enemigo. Es decir, para saber de que manera se pelea, tengo que conocer que quiere destruir en mi, el enemigo. Un ejemplo: "Si yo se que mi enemigo quiere golpearme en el estòmago, entonces me lo cubrirè. Si mi enemigo quiere, y busca golpear mi cabeza, entonces estarè preparado para cubrirme la cabeza. En la lucha espiritual, se necesita saber que debilidades tengo, las cuales desea el enemigo. La batalla espiritual consta en hacer de nosotros la muerte espiritual que recibimos de Dios por parte de los enemigos. Sabemos y entendemos que una vez que recibimos la salvaciòn por medio de Jesucristo, ya nadie nos la puede quitar, ni tampoco Dios cambia su palabra.

 

Pero aunque salvos, podemos perder muchas recompensas y momentos con Dios, que no vuelven. Podemos ser cristianos carnales, que no entendemos las profundidades de Dios, y podemos vivir de tal manera que aùn, dudemos de nuestra salvaciòn. Esto es parte del plan satànico, en la batalla que estamos involucrados. El enemigo no tiene descanso. Primero porque no es humano, y segundo porque le queda poco tiempo. Las armas de los enemigos son nuestras debilidades. Los enemigos se valen de nuestros pecados, mas cuando no los confesamos a Dios. Ahì en ese momento, le abrimos la puerta para que vengan a nuestra vida, demonios y seres caìdos a destruirnos y robarnos lo mas precioso que tenemos, la fe.

 

 

EFESIOS 6:10-18

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